En el Centro Milanés de Terapia Familiar, Via Leopardi 19, Milán, se encuentra activo un grupo de psicoterapia dirigido a personas que, por razones diversas, se encuentran viviendo situaciones de malestar emotivo y relacional.

El giro sistémico

La terapia familiar determina el giro sistémico. Cuatro psicoanalistas deciden aventurarse en el cambio de la psicoterapia. Después de la revolución de Basaglia, el foco del enfoque de Luigi Boscolo y Gianfranco Cecchin y la alienación presente en las familias de clase media, a través de una nueva forma de protesta y rebelión interna en la familia y hacia la sociedad opulenta (Pietro Barbetta – “Anoressia e isteria” Raffaello Cortina).
Ayunar se transforma rápidamente en el modo en el cual las mujeres jóvenes exprimen, de manera silenciosa, el desorden social de la burguesía dentro de la familia, devastándola. Es su “encanto discreto”.
La terapia familiar se trasforma en una posibilidad para los desórdenes, definidos en psiquiatría como “psicóticos” (véase el libro Paradoja y Contra paradoja, de Selvini, Boscolo, Cecchin, Prata, editado por Pietro Barbetta, Raffaello Cortina) y para los desórdenes alimentarios; y extendido rápidamente a otros ámbitos (Boscolo, Cecchin, Hoffman, Penn, La Clínica sistémica ed. Italiana editada por Paolo Bertrando, Bollati).

Un poco de historia

Sea Boscolo que Cecchin, se formaron en New York y tuvieron modo de observar las primeras experiencias de la terapia familiar dirigida por el psicoanalista Nathan Ackerman, además de haber tenido un maestro como Silvano Arieti, para cuestiones relativas a la psicosis. Cuando vuelven a Milán, a fines de los años sesenta, inician la práctica clínica como psicoanalistas con Mara Selvini Palazzoli y Giuliana Prata. Pero abandonan tempranamente el grupo, para seguir un enfoque inspirado en Gregory Bateson y en la cibernética de segundo orden. Dejan el enfoque sistémico, así como Bateson había abandonado el equipo de Palo Alto, todavía antes que se formara el Mental Research Institute, del cual, fue un consultor externo.

Gregory Bateson en Milán

Boscolo y Cecchin se interesan en comprender como Bateson, contrario a la finalidad consciente, habría hecho terapia con las familias de su tiempo, de nuestro tiempo; con este objetivo, buscan seguir las indicaciones de los más importantes epistemólogos que seguían a Bateson: la teoría del observador de Heinz Von Foerster ayuda a estos dos terapeutas a crear una escuela de formación donde los alumnos, observan las sesiones y hacen preguntan a los clínicos expertos, que son obligados a pensar y repensar en las familias que ven en modo singular, sin esquemas estratégicos pre-construidos. La teoría de los sistemas autopoiéticos ayuda a salir de la concepción, en la cual, un sistema puede ser instruido desde el externo y sirve para pensar en términos de perturbaciones del sistema; la teoría de los sistemas lejanos del equilibrio, ayuda a pensar que la homeostasis de un sistema no es absoluta y que en ciertas circunstancias las estructuras se vuelven disipativas, se modifican rápidamente y pasan de un estado a otro, en modo impredecible (véase el libro Sistemica, de Umbeta Telfner y Luca Casadio, Bollati).

Apertura a experiencias diferentes

Con el tiempo, la influencia del Enfoque de Milán se difunde en todo el mundo y se desarrollan nuevas ideas de conducción terapéutica (el team reflexivo, la externalización del síntoma, el tema de la resonancia terapéutica, la crítica al concepto de homeostasis familiar, etc.) que son acogidas en Milán y practicadas, sin que ninguna se trasforme en absoluta. La apertura a la novedad, coadyuva la idea clave del enfoque de Milán “no enamorarse jamás de las propias hipótesis”. La teoría está bien, pero no nos debe impedir la observación y la escucha de lo que la familia nos expresa con el cuerpo y nos cuenta con la voz. Esto funda nuestras paracticas anti-opresivas y no autoritarias.